Los ojos del centinela

Juan Luis no quiere creer lo que le ocurre, pero cuanto más se resiste, más certeza tiene de que los muertos le están esperando.

Los ojos del centinela

Juan Luis no cree en los fantasmas, pero no puede negar que escuchó una voz poco antes de salir disparado del coche tras el accidente. Fue un susurro débil, casi inaudible, pero existió, estuvo ahí, y por más que se esfuerza en olvidar, la realidad insiste en recordarle que las cosas han cambiado. Él ya no es quien era, y su percepción del entorno tampoco es la misma.

Una especie de nostalgia ajena le invade el pecho cuando está en presencia de un cadáver. Puede ver lo que queda dentro de ese cuerpo. Puede escuchar cómo le llama. Le llena el miedo, pero no es capaz de controlar el impulso de acercarse, de tratar de entender el mensaje.

Mientras tanto, Madrid es asolada por un vértigo de asesinatos. Juan Luis no quiere creer lo que le ocurre, pero cuanto más se resiste, más certeza tiene de que los muertos le están esperando.